
JAVIER JIMÉNEZ. LA FIERECILLA
Shakespeare nos brinda siempre la posibilidad.
Con esta propuesta textual, de pensamiento tan arcaico, pero tan repetido a lo largo de la Historia de la Literatura, nos vemos en la gustosa obligación de jugar precisamente con esa posibilidad. Y esto es porque acercándonos al texto del autor inglés, enseguida se ponen en funcionamiento los temas transversales que tanto nos interesan como agentes culturales, de aceptación del contrario y de tolerancia.
Nuestra Fierecilla es otra vuelta de tuerca –cuatrocientos años después- de la pluralidad que enriquece nuestra sociedad y la tolerancia a la que debemos caminar, siempre hacia el respeto y la libertad bien entendida.
Catalina no será domada, será entendida; Petrucchio no vendrá a domeñar a nadie, sino que entenderemos la confrontación de caracteres, en apariencia divergentes, pero que están obligados a convivir y a entenderse, y Blanca no será la pusilánime y cursi hermana que tiene que casar para conseguir realizarse.
Todo esto es dar una vuelta por contraposición al texto de Shakespeare, pero es una coartada perfecta para abordar temas actuales, y servirnos de las brillantes situaciones que plantea el autor, jugando un texto vivo, alegre, divertido, vibrante, actual.